viernes, 13 de enero de 2017

Cultos al Cristo de la Buena Muerte (I)

Cristo de la Buena Muerte
El próximo lunes 23 de enero se celebra, a las 20:30 horas, el primer día del quinario en honor al Santísimo Cristo de la Buena Muerte, que precede a la función y besapies, el 29 de enero y a su vía crucis el 28 de enero. Desde abril de 1938 con la creación de la actual imagen, el Cristo de la Buena Muerte se convierte en titular de la hermandad, por vez primera, ya que con anterioridad se utilizó una imagen de crucificado que existía en la parroquia de San Julián (finales del siglo XIX) y la imagen de crucificado que coronaba el altar mayor de San Julián (desde 1906 a 1931), y que pertenecía al marquesado de la Granja, como titular cristífero de la Hermandad de la Hiniesta. Se cumplen en este año 2017 setenta y un años de culto ininterrumpido, consistente en un quinario y una misa de comunión general a modo de función solemne y a partir de la década de los sesenta del siglo pasado se incluye la característica a este culto de convertirse en un quinario misional, por lo que si las circunstancias lo permiten deberá celebrarse devoto un vía crucis por las calles de la feligresía.

La celebración del quinario ha sido habitual en la historia reciente de la hermandad, así, aunque en el primer tercio del siglo XX empezaron a distinguirse los cultos en honor del Cristo de la Buena Muerte y en honor de la Virgen de la Hiniesta Dolorosa, con el quinario y el septenario, respectivamente, en muchas ocasiones, por razones económicas u organizativas se reducirían a favor del quinario, donde se incluía a la imagen mariana de la Virgen de la Hiniesta y a la Magdalena a partir de 1946 con la reapertura de San Julián. Habitualmente este quinario se realizaba en plena cuaresma, en la antepenúltima semana antes del Domingo de Ramos y el día de la misa de comunión general, por la noche se solía realizar con más o menos regularidad, según las posibilidades de la hermandad, un devoto vía crucis con el Santísimo Cristo de la Buena Muerte. No será hasta el año 1963, cuando quedan perfectamente diferenciados los cultos del Cristo de la Buena Muerte y la Virgen de la Hiniesta Dolorosa, concretándose que se realice un piadoso vía crucis, ya de forma continuada y estable, si bien se mantiene en el tiempo cuaresmal, hasta que en 1966 se trasladan los cultos del Cristo de la Buena Muerte a la última semana de enero, tal y como se conservan en la actualidad, por tanto cumplimos este 2017 cincuenta y un años de su establecimiento.

El recorrido de este vía crucis, ya desde la década de los cincuenta del siglo pasado y sobre todo de la de los sesenta queda perfectamente definido por las calles de la feligresía de San Julián, confiriéndole una personalidad y un encanto por las calles del barrio y por sus iglesias y conventos como Santa Paula, Santa Isabel o la capilla de la Hermandad de los Servitas. La parihuela del vía crucis fue realizada gracias a la aportación de las maderas en 1964 por nuestro hermano Juan García y García.

Por lo que respecta al besapies al Cristo de la Buena Muerte sabemos que en la década de los cincuenta se realizaba el día siguiente a la celebración de la misa de comunión general y el vía crucis, exponiéndose a la veneración de los fieles durante la mañana y posteriormente se trasladaba al paso procesional para realizar la estación de penitencia. En las reglas de 1967 aparece este culto junto a la misa de comunión general ya en la última semana del mes de enero.

Nuestras Reglas actuales que se aprobaron en cabildo general extraordinario de 15 de febrero de 2004, recogen en el título de la hermandad al Santísimo Cristo de la Buena Muerte, así mismo dice en su Regla 5, sobre las imágenes que “para constante e indeleble recuerdo de la pasión de nuestro Señor Jesucristo, una imagen, representando al divino maestro en la cruz, en el sublime momento de su Buena Muerte redentora…son objeto, así mismo, de veneración y culto”. Por lo que respecta a su culto del mes de enero, queda definido en la Regla 27, de los cultos anuales, en su apartado a) que “para honrar al Santísimo Cristo de la Buena Muerte, se celebrará un Solemne Quinario durante el mes de enero, que finalizará con la Función Solemne y Besapiés de la Sagrada Imagen. Si las circunstancias lo permiten, deberá celebrarse devoto Vía-Crucis con la Sagrada Imagen por las calles de la feligresía.”. La Regla 28 especifica que el último día del quinario, se terminará el culto con procesión claustral del Santísimo Sacramento por las naves del templo.

Aspectos artísticos

La actual imagen Cristo de la Buena Muerte fue realizada en 1938 por Antonio Castillo Lastrucci y tiene la cabeza, vencida hacia el lado derecho, presenta corona de espinas tallada, añadiéndosele potencias de orfebrería. El rostro responde al modelo ideal de belleza masculina que Castillo va a aplicar a todas sus imágenes cristíferas. La dulce y serena concepción de la cabeza en general, y del rostro en particular, justifica la advocación de la Buena Muerte de Cristo. El sudario se anuda en la cadera derecha y deja al descubierto ese costado. Tres clavos lo fijan a la cruz, que es cilíndrica y arbórea, presentando en la parte superior el “titulus” con la razón de su condena escrita en hebreo, griego y latín. La cruz original, que se encontraba afectada por xilófagos, fue sustituida por una réplica en 1991 realizada por José Pérez Delgado, que repondría en 2006 algunas espinas de la corona.

La imagen, que tuvo un costo de 3.500 pesetas, fue bendecida el 3 de abril de 1938 por el vicario Jerónimo Armario y Rosado en la iglesia de San Luis de los Franceses, donde se encontraba establecida la hermandad después de los incendios de San Julián y San Marcos. Salió por primera vez el Domingo de Ramos de aquel año desde la iglesia de Nuestra Señora de Consolación (los Terceros), yendo solo en el paso, ya que la imagen de la Magdalena no se incorporaría hasta 1944. La imagen mide 1,76 metros y está realizada en madera de cedro policromada.

La imagen fue restaurada entre abril de 2014 y enero de 2015 fue restaurada por Pedro Manzano Beltrán actuando sobre pérdida de soporte y limpieza y reintegración de policromía en zonas concretas, así como el arreglo de fisuras y roturas en distintas zonas del cuerpo.

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