sábado, 12 de abril de 2014

Venga de frente

Venga de frente hermano costalero. Costal, zapatilla, medalla en la cintura y Dios en corazón. Venga de frente hermano, que la tarde es larga pero nos espera un cielo azul y plata.

Venga de frente hermano, que te aguarda una bóveda de ojiva gótica, que la razón dirá que un paso no cabe pero el corazón y los sentimientos te dirán que sí, que pasará, y que saldrá a la calle, y que el azul se fundirá con el azul del cielo y el azul de los nazarenos que se desparramarán por la ciudad.

Venga de frente, hermano costalero, que la tarde será larga pero tu amor por Cristo Crucificado en la más Buena de las muertes puede con todos los pesos del mundo, y que el Pumarejo será una fiesta, y la calle Feria una emoción, y las columnas de la Alameda enmarcarán los mejor de tus sentimientos.

Venga de frente, hermano, que espera la entrada en Campana, que la Virgen que llora bajo un manto azul sienta el calor de sus hijos bajo el paso y la emoción de miles de ojos que la contemplarán, que las únicas gotas que se vean sean las lágrimas de emoción que contemplen a Cristo Crucificado y a Nuestra Madre de la Hiniesta y que acompañen a la Magdalena más hermosa que sale a la calle, que el paso pesará, pero más puede nuestra ilusión y nuestra fe en un Dios que hoy sale a la calle sobre un monte de flores.

Venga de frente hermano, que espera la Catedral, con su frío y su silencio, con sus santos de piedra y sus bóvedas de ojiva gótica, que espera la Virgen de los Reyes y la Virgen de la Antigua, que nuestra estación de penitencia se cumpla manteniendo el rito y la regla que nos legaron nuestros padres y nuestros abuelos y que legaremos a nuestros hijos y nietos.

Venga de frente hermano, que el peso se aliviará en el regreso por la estrecheces de Francos, que la noche nos cobijará aliviando la carga, que el olor a azahar de María Coronel se mezclará con el de los bollitos de Santa Inés, que una torre mudéjar nos espera en San Marcos y los callejones de la vida eterna nos esperarán en el barrio. Y Sevilla. Y sus gentes. Y la memoria de los que no están. Y la Esperanza en un mundo mejor. Y la belleza de un cirio encendido. Y la recompensa por un peso bien llevado. Y el esfuerzo que será recompensado con la mejor de las vidas eternas en el barrio de San Julián. Y el regreso a una vieja puerta gótica en la más hermosa de las noches. Horas que son minutos y que mañana parecerán instantes, pero qué instantes tan hermosos…

Venga de frente, hermanos, que vuestro esfuerzo es nuestra ilusión y vuestro cansancio el resultado del más hermoso de los trabajos. Venga de frente hermanos, que el azul inunde la más Buenas de la Muertes y a la mirada más hermosa de la Madre de  Dios.

Venga de frente hermanos, que es Domingo, y de Ramos, y de emociones, y de infancia y que hoy la tierra y los cielos sonríen en Sevilla, porque hoy, más que nunca, Dios y su Madre salen a cuerpo a la calle.


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